Algo bueno puede salir de Carolina
- Pastor Otoniel Font

- Dec 23
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La gente cuestionaba: “¿Podrá salir algo bueno de Nazaret?”. No era una pregunta inocente, era una duda cargada de prejuicio. Cuestionaban la posibilidad y el potencial de nuestro Señor Jesucristo basándose únicamente en el lugar donde había nacido. Nazaret no tenía prestigio, no tenía fama, no tenía reconocimiento. Para muchos, era un lugar sin valor. Sin embargo, Dios nunca ha necesitado la aprobación humana para cumplir Sus propósitos. Desde el inicio de la historia bíblica vemos un patrón claro: Dios escoge lo pequeño, lo despreciado y lo que otros descartan para manifestar Su gloria. Lo que para el mundo es insignificante, para Dios es terreno fértil para milagros.
Por eso la pregunta resuena hoy con otra forma: ¿por qué comenzar con Carolina? Comenzamos con Carolina porque estamos aquí, porque este lugar tiene historia, identidad y propósito. Porque hace muchos años atrás, de Carolina salió una persona que todos recordamos hasta el día de hoy. Un nombre que trascendió fronteras, idiomas y generaciones: Roberto Clemente. Nació en 1934, en un barrio humilde, sin privilegios ni ventajas aparentes. Nada en su contexto parecía anunciar la grandeza que estaba por manifestarse. Sin embargo, su historia demuestra que el lugar de origen no limita el destino cuando hay propósito.
Roberto Clemente no solo fue uno de los peloteros más importantes de la historia del béisbol, fue un símbolo de dignidad en tiempos difíciles. Llegó a las Grandes Ligas en uno de los periodos de mayor tensión racial en los Estados Unidos. Fue objeto de burlas por su acento, por su manera de hablar inglés, por su origen. Muchos no respetaban de dónde venía ni quién era. Aun así, su talento y carácter hablaron más fuerte que cualquier desprecio. Con más de 3,000 hits, 12 Guantes de Oro, MVP de la Serie Mundial de 1971 y siendo el primer latino exaltado al Salón de la Fama, Clemente demostró que la excelencia no depende de la opinión ajena.
Pero su legado va mucho más allá de los récords. Como todos conocemos, Roberto Clemente murió sirviendo a la humanidad, buscando hacer la diferencia en medio del dolor de otros. Su vida fue una predicación constante de compasión, justicia y entrega. No solo jugó béisbol, vivió con propósito. Y todo eso salió de un barrio de Carolina. De un lugar que muchos podrían haber pasado por alto, Dios levantó a un hombre que impactó al mundo entero. Carolina, a pesar del desprecio de algunos, fue cuna de grandeza.
Así que sí, algo bueno puede salir de Carolina. Algo bueno puede salir de Nazaret. Y algo bueno puede salir del lugar donde tú naciste, aunque otros no lo crean. Dios siempre hace algo grande desde donde menos se espera. Él no se equivoca en los comienzos, ni en los procesos, ni en los lugares. Hoy quiero llevarte a entender esto: no permitas que el juicio de otros defina tu futuro. Si Dios puso Su mirada en ti, no importa de dónde vienes, importa hacia dónde Él te lleva.




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