Hecho para la Gloria de Dios
- Pastor Otoniel Font

- 13 hours ago
- 2 min read
Conocer nuestro propósito como individuos es algo maravilloso. Todos deseamos entender cuál es nuestra misión, qué nos hace únicos y cómo podemos impactar positivamente en nuestro entorno. Sin embargo, hay una pregunta aún más profunda que debemos responder: ¿Cuál es el propósito de Dios para toda la humanidad? Salir de nuestro propio mundo y comprender que fuimos creados con un fin divino colectivo nos ayuda a situarnos dentro del plan eterno que Dios tiene para nosotros. Cuando descubrimos para qué Dios creó a la humanidad, podemos encontrar también nuestro lugar y propósito como individuos, entendiendo que cada paso que damos puede ser un reflejo de Su gloria.
La historia nos enseña que Dios creó al hombre con un objetivo claro: manifestar Su gloria en la tierra. Todo lo que hacemos, cada decisión y cada acción, tiene un impacto en el propósito divino que Él trazó desde el principio. La vida de un creyente debe centrarse en estas dos grandes metas: manifestar la gloria de Dios y disfrutar de Su presencia por toda la eternidad. Cada día, cada mañana y cada semana deben estar impregnados de este enfoque. No se trata de una simple rutina, sino de una obsesión saludable y espiritual que nos guía a vivir en constante alineación con el propósito eterno.
Es posible que este mensaje cambie tu vida para siempre, porque una vez que internalices esta verdad, verás todo con otros ojos. Cada programa de televisión que veas, cada conversación que tengas y cada meta que persigas deben pasar por una simple pregunta: “¿Esto glorifica a Dios?” Este cuestionamiento constante transforma no solo nuestra visión, sino también nuestra conducta. Cada elección se convierte en una oportunidad para reflejar la grandeza de Dios, y cada acción puede ser un acto de adoración, aunque parezca pequeña o insignificante ante los ojos del mundo.
El Espíritu Santo juega un papel fundamental en este proceso. Él es quien nos guía para mantenernos enfocados en lo esencial, recordándonos continuamente que fuimos creados para Su gloria. Cuando permitimos que Su influencia llene nuestra mente y nuestro corazón, nuestras decisiones se alinean con los designios divinos. Cada pensamiento, cada palabra y cada acción pueden convertirse en un instrumento de adoración, y nuestra vida entera se transforma en un testimonio vivo de la obra de Dios en nosotros. No se trata de obligación, sino de una pasión que nos impulsa a vivir plenamente conforme a Su voluntad.
Hoy es el día para hacer un cambio profundo en nuestra manera de vivir. Cada uno de nosotros está llamado a cuestionar sus prioridades y a alinear sus acciones con el propósito eterno de Dios. No importa dónde estés, qué estés haciendo o qué planes tengas: tu vida puede ser un reflejo de Su gloria. Que mañana, tarde y noche, lo único que guíe tus pensamientos sea la certeza de que fuiste creado para dar gloria a Dios. Este entendimiento tiene el poder de transformar tu vida, y una vez que lo abraces, nada volverá a ser igual. Vive para glorificar a Dios y disfruta de Su presencia eternamente. El mensaje está disponible acá.




Comments